W.A.R(Women Art Revolution)La interminable lucha de la mujer en el arte. Parte II

A finales de los años 60, un grupo de artistas mujeres formaron una verdadera coalición, y la llamaron W.A.R (Women Art Revolution) así como ahora, nos tenemos que seguir preguntando ¿Por qué tenemos que luchar por un lugar en la historia? Ellas, a través de estos testimonios nos darán muchas respuestas…

La artista Eleanor  Antin comenzó a explorar los roles de género a través de la identidad, queriendo convertirse en una “versión masculina”. Así, lo personal se convirtió en lo político, y lo muy personal en arte. Mientras tanto, una mujer exiliada de cuba,  la artista feminista Ana Mendieta, se casó con el artista minimalista Carl Andre. Judy Chicago continuaba con el programa de mujeres artistas en Cal Arts, sin embargo, las cosas se pondrían hostiles, porque  Chicago no podía soportar que a esas alturas de la revolución, las mujeres del grupo no tuvieran un profundo interés por la lectura, así que cerró las puertas del programa.“Esa es una de las razones por la cual las mujeres no son capaces de sus aspiraciones en realidades; porque están incrustadas en permanecer ignorantes, y eso me molesta” Judy Chicago.

Veintiún estudiantes del programa Cal Arts, bajo la supervisión de Judy Chicago y Miriam Shapyro fundaron “The women´s house y posteriormente, fundarían su propio edificio “The woman´s building” en 1975.

Woman’s building, 1975

El cuerpo político:

La conciencia surgió de dentro hacia afuera, traumas disueltos a través de los poros de  la piel y el cuerpo, se convirtió en el “cuerpo político”, Martha Rosler fue una de las artistas que más utilizó su cuerpo como herramienta con la presunción de impugnar los estándares culturales sobre las mujeres y sus cuerpos. La artista cubana Ana Mendieta, hizo hincapié en el estado temporal y la fragilidad del cuerpo femenino; Mendieta, a través de su trabajo exponía su percepción sobre la violencia al cuerpo de las mujeres, paradójicamente su vida acabaría de manera desastrosa.

En el performance “Cut Piece la artista Yoko Ono se queda inmóvil en el escenario tras invitar al público a cortar su ropa; heridas autoinfringidas reflejaban de la cultura la violencia y la agresión. Éste, fue el gran giro que partiría en dos la manera en que las mujeres estaban haciendo arte; su cuerpo,  ya no pertenecía a la mirada masculina, ya no era el modelo de la obra y mucho menos el objeto deleitable, ahora el cuerpo era la principal herramienta de transgresión.

Cut Piece, Yoko Ono

Gran parte de la razón por la que el movimiento del arte feminista pudo suceder, fue porque había feministas escribiendo sobre arte. Las artistas se tomaron el espacio de los medios, y se apropiaron de él. La artista Lynn Hershman, creo de manera ficticia, tres críticos de arte que hablaban de su trabajo en diferentes lugares del mundo. Los artículos se publicaron en diferentes revistas de prestigio y solo así consiguió su primera exposición.

En 1971 Judy Chicago terminaría una de las obras de arte más importantes y fundamentales para el compendio feminista: “The Dinner Party”. La obra consistía en una gran mesa triangular con 13 asientos en cada lado, cada lugar tenía vajillas con formas vaginales y representaban a 39 mujeres que habían hecho aportes a toda la historia occidental. Mientras Chicago tenía éxito en los museos y disfrutaba de su gran fiesta, otras artistas llevaron el activismo a un nivel más social haciendo sus obras directamente en las calles, trabajando en barrios, comunidades vulnerables con las cuales hacían grandes murales y mosaicos de mujeres que habían sido olvidadas en la historia.

De repente era 1980, el taller de estudios feministas se cerró, y se reportaron los primeros casos de SIDA; la subcultura que ya no estaba identificada con el resto de la nota, trató de convertirse en una parte implícita de la normativa cultural. En 1984 el Museo de Arte Moderno, inauguró una exposición llamada “Un estudio de pintura y escultura internacional”; en ella, había 196 artistas de los cuales menos del 20% eran mujeres y personas de color, así que, el grupo conocido como “Las Guerrilla Girls” llamaron a una manifestación a las afueras del museo. Los artistas y los críticos, los museos, y los escritores fueron parte del hecho de que las mujeres no fueran mostradas. Hacer un trabajo feminista, era el más profundo acto de valentía.

“Paradigmas en el arte que creíamos eran inviolables, demostraron ser solo los prejuicios del poder”.

Guerrilla Girls

Por otra parte, nadie estaba preparado para la ferocidad de “The Dinner Party”; museo tras museo renunciaron a exhibir la pieza. En el congreso, la gente hablaba sobre esta obra, para ellos, la obra era inmoral, era un insulto, era menos que basura pornográfica, 123 miembros votaron en forma negativa. Todos los hombres tomaron la decisión sobre el destino de la obra, ni una sola mujer habló al respecto; decían que “The Dinner Party” jamás iba a entrar en la historia.

Tha Dinner Party
Judy Chicago y su obra en 1971

La artista cubana Ana Mendieta murió cayendo de una ventana de un piso 34, su marido el escultor minimalista Carl Andre fue acusado de asesinato en segundo grado.  Todos los artistas masculinos pusieron dinero para pagar su abogado de defensa, Robert Rauschemberg y muchos otros; incluso, las Guerrillas Girls lamentablemente no fueron capaz de sacar un cartel haciendo justicia a Ana Mendieta. Carl Andre fue absuelto. Durante esos días, el museo Guggenheim abriría una exposición en el Soho que incluía a una sola mujer y a Carl Andre, esto provocó que manifestantes indignados irrumpieran en el museo, y en un acto simbólico colocaron fotografías de Ana Mendieta sobre la escultura de Carl Andre. “¿Dónde está Ana Mendieta? ¡Pregunta a Carl!”, era el lema de su manifestación.

Lamentablemente, para las mujeres que hacen arte feminista, el término se ha convertido en una especie de velo que es utilizada por algunas instituciones como relleno en su programación y no como un llamado real a la concientización y al cambio de paradigmas; es algo como “¡Oh, ahora que hicimos la exposición sobre arte feminista, podremos seguir tranquilos por un tiempo!

Cindy Sherman, Barbara Kruger y Jenny Holzer, fueron algunas de las figuras más importantes del mundo del arte de los años 80, y no es casualidad que ella estuviera diciendo las verdades al poder, mientras otros artistas masculinos, estuvieron arrojando platos en sus lienzos; un fenómeno similar al que sobrellevan muchas artistas en nuestros días. La generación de los  70. 8 y 90, nos dejaron un gran legado, pero la lucha no puede terminar ahí.

Bárbara Kruger
Sin título #96 , 1981 Cindy Sherman
Medium/Building Material: laser projection Measurements/Building Dimensions:

El tiempo es un ingrediente activo en la composición de cualquier historia. El fin de semana entre diciembre de 1976 y enero de 1977, Marcia Tucker creó el New Museum; un espacio de naturaleza floreciente de exposiciones para el arte contemporáneo en Nueva York. En el año 2006 Connie Butler organizaría una gran exposición que se abrió en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles y la llamó: “¡WACK! Arte y la revolución feminista”. Para muchos artistas y críticos, este sería un suicidio en su carrera, sin embargo, las obras eran tan potentes y llenas de fuerza creativa y discursiva,  mostrando el comienzo de la rectificación de una completamente falsificada historia del arte que trató de reducir, contener y fragmentar la producción de las mujeres, que la muestra viajó a varias ciudades y dio lugar a cientos de exposiciones satélite y reuniones de teóricos, críticos y demás agentes del mundo del arte para discutir sobre este no reciente fenómeno.

“La publicación de artículos sobre mí, resultó en una exposición y en 1975 de hecho vendí un poco de mi trabajo. Cuando el comprador se enteró de que yo era una mujer, devolvió las obras… Dijo que comprar arte de mujeres era una mala idea”

Lynn Hershman

Como vemos, las mujeres de los  70, trabajaron muy duro para aquellas que están “beneficiándose”. Las cosas han cambiado mucho, pero creo que aún hay mucho trabajo por hacer. “La fama de cada mujer, el éxito de cada mujer, es el éxito de todas nosotras” finaliza Marcia Tucker.

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